jueves, 20 de marzo de 2014

Los Ciclos se Repiten


Juan García Plaza · Almería

Hace mucho tiempo, cuando aun era alumno de arquitectura, nos contaban en clase de historia cómo el movimiento moderno conquisto los “felices años veinte” con un alarde de nuevas tecnologías constructivas y diseño. Muchos de ellos no dudaban en autodenominarse “Dioses”, sus proyectos eran dogma de ello: Grandes planeamientos para urbanizar Europa entera, edificios de alturas inimaginables, urbanizaciones compuestas de decenas de torres… Vamos, el sueño de cualquier promotor.

-Pero Juan… ¿Por qué nos cuenstas esto? El movimiento moderno es algo muy trillado que resulta aburrido y si me permites la expresión Mainstream.

Pues porque los felices años veinte fueron el escenario perfecto de la abundancia antes de la gran depresión del 28 que arruino  medio mundo seguido de la segunda guerra mundial y sus consecuencias.

¿Os suena de algo una época de abundancia seguida de una gran depresión?

La comparativa de la época del movimiento moderno con los primeros años del siglo XXI es, como mínimo, interesante. No solo por ver las similitudes entre ambas etapas, sino por entender la decadencia del sistema en el que se encontraban y las nuevas posibilidades de los años siguientes.

Zaha Hadid, Gehry, Calatrava… no son más que “Corbus modernos” que se subieron al carro de una época donde la construcción fue el motor de la economía. Actualmente, en época de depresión, muchas de sus concepciones están puestas en duda o denunciadas.

¿Podrán estos arquitectos de la abundancia actualizarse? No lo creo.  Al igual que no es posible imaginar a Mies sin su remasa de mármoles con las betas perfectamente alineadas, no podremos entender al Start System de los arquitectos contemporáneos diseñando proyectos Low Cost… ese papel nos toca a nosotros.
Con el fin de la segunda guerra mundial,  las estrellas del movimiento decidieron volver a Europa y seguir con sus proyectos, pero la gente de a pie ya no comulgaba con ese tipo de arquitectura tan ostentosa. La gente quería volver a la calidez de algo que pudieran llamar hogar sin otra pretensión. Personajes como Alison y Peter Smithson proclamaba una forma de construir mucho más cercana, más cálida.
Continuando con el símil creo que no es necesario aclarar que seguir con los sistemas de proyección y promoción de principios de siglo no nos llevara a ninguna parte. La gente quiere volver a sentir las ciudades como en los años 40, quiere una nueva arquitectura que no este basada en la especulación y en la construcción de proyectos faraónicos que pagamos entre todos aunque no sean necesarios. La gente quiere nuevos modelos de ciudad.

Y ese es el desafío que nos ha tocado vivir. Ya no es problema de cuantas viviendas eres capaz de encajar en un bloque o si ganaras el concurso de turno en determinado ayuntamiento. Nos hemos vuelto más sociales y la arquitectura de esta nueva era, al igual que la que planteaban los Smithson , debe contener profundas reformas y modificaciones respecto al sistema impuesto.


Por esto mismo, no es de extrañar que nos haya tocado ser la “generación del reciclado” la que no puede construir porque ya lo han hecho todo nuestros antecesores, la que nunca firmara un proyecto.
Sin embargo, esta definición que a proiori parece negativa, nos dota de cientos de oportunidades a los nuevos al igual que les doto a los arquitectos de la postguerra.

El centrarse en construir es sinónimo de fracaso en estos días, el joven arquitecto debe abrir nuevas puertas para no tener que escoger entre las actuales que andan mucho más que saturadas. El no dejar de formarse en ámbitos tangentes a la arquitectura, el desarrollar proyectos de colaboración paralelos con otros arquitectos, la autopromoción de ideas para mejorar la ciudad como forma de darse a conocer o la divulgación a través de internet de todo lo anterior plantea un nuevo escenario donde el arquitecto es a la vez artesano, diseñador y divulgador de su trabajo.

El panorama que se presenta en los próximos años para la arquitectura plantea es un rebaja importante en la cantidad de obras pero una mejora en la calidad. Los proyectos serán más pequeños pero más apetecibles y se diseñara desde la urbanización más grande hasta el kiosko de prensa más pequeño. Lejos queda ya la época en las que anodinas urbanizaciones se posaban en nuestras ciudades sin ton ni son donde el diseño del espacio brillaba por su ausencia (algo asi como los urbanismo de principio de siglo de Corbu)




Así que los jóvenes arquitectos que estén leyendo esto (y también a los no tan jóvenes) que no se sientan abrumados ante la imposibilidad actual de construir. El cambio de etapa ha llegado tal y como llego con el fin del movimiento moderno, y los nuevos principios debemos marcarlos nosotros:

“Salid a la calle, bebed la ciudad, fotografiar situaciones, asociaros en colectivos, proponer diseños, moveros buscando gente interesada!!!! Los ciudadanos están ansiosos de diseño y arquitectura como en la postguerra y  se necesitan nuevos individuos con nuevas ideas que generen nuevas ciudades."

Ciclos y más ciclos sin fin, si el románico volvió con el renacimiento y el gótico con el barroco; el comienzo del siglo XXI no es más que un pequeño revival del movimiento moderno (para agrado de melancólicos y postmodernos).

1 comentario:

  1. Me ha gustado el artículo. Lástima que tengas razón y sean así las cosas.

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