miércoles, 29 de enero de 2014

El blog de Bruno Abarca

· Elvira · Zaragoza ·

Ya estoy en casa. Ya he regresado de Angola.
Conocí en aquel país a Bruno Abarca, un chaval siempre sonriente, lleno de proyectos que contar. Sabía que hacía buenas fotografías, pero su  forma de combinarlas  con reflexiones  en su blog, me  parece formidable.
Hoy me gustaría compartir con vosotros dos posts que hizo tras su experiencia en Angola, que me han emocionado especialmente. Da luz sobre algunas ideas y reflexiones que asoman dentro del barullo de emociones que te traes a la espalda cuando vuelves de un país así. De  verdad, merece la pena bucear en el blog de Bruno Abarca:

1) Siete cosas que había aprendido haciendo fotografías en Angola:
Retrato en un edificio bombardeado
Fotografía de Bruno Abarca
No son grandes descubrimientos. Algunos ni siquiera son cosas nuevas o que no supiese antes.     Pero sí son aspectos que he madurado con la experiencia de vivir y trabajar dos años en Kuito, en la provincia de Bié, en Angola. Y es que, aunque ya había viajado antes por muchos países (trabajando en cooperación internacional y salud pública) nunca antes estuve el tiempo suficiente como para sentirme “en casa” y hasta para hacer fotografías a otro ritmo, con otro espíritu.
En apenas dos semanas dejo Angola. Estas son algunas cosas que he experimentado y aprendido haciendo fotos por aquí y que espero no olvidar.
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2) El racismo del siglo XXI
 
Retrato de una partera en Kamacupa II
Fotografía Bruno Abarca
En cuanto nuestros ojos se dirigen un poco más al Sur, parece que las sinapsis de nuestro lóbulo occipital sufrieran un cortocircuito. Por arte de magia nuestra percepción y umbrales de tolerancia cambian. Los criterios con los que analizamos la realidad se diluyen lo justo y se adaptan para poder asimilar las enormes diferencias. Evidentemente, es que no es lo mismo.
Su pobreza no es como la nuestra
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 Texto e imágenes tomadas del blog de Bruno Abarca

martes, 28 de enero de 2014

Hydrographics

Es un novedoso sistema de impresión por transferencia en agua o en su versión ingles Water Transfer Printing (WTP).
Se produce mediante un proceso químico dentro de un tanque de agua y así se consigue que los diseños escogidos sean transferidos al objeto adecuándose a las formas del mismo consiguiendo un acabado inigualable.



"...la impresión inmersa o impresión de transferencia por agua, es un método en el que se aplican diseños impresos a objetos tridimensionales. El proceso hidrográfico puede ser aplicado en metales, plásticos, vidrio, maderas duras y otros materiales. En el proceso, el substrato de objeto a ser impreso es pre-tratado y una base de primer(adherente) es aplicada. Un film de polyvinyl alcohol es grabado e impreso con el grafico o con la imagen que se desea transferir, y después se pone a flotar sobre la superficie de una tina con agua. Un activador químico es rociado en el film para disolverlo en liquido y activar un enlace entre el químico y el papel. Después el objeto es sumergido en la tina con agua pasando por la capa flotante de tinta(film) la que se adhiere al objeto. Después de sacar el objeto del agua, una capa de abrillantador se le aplica para proteger el diseño y garantizar su durabilidad." (Vía LAVA hydrographics)

Lo mejor es un vídeo para verlo y entenderlo:

La mayoría de las aplicaciones de esta técnica que he visto es para diferentes piezas de coches, motos.. (tunning) aunque también para mandos de consolas, armas de paintball... 
Pero estoy seguro que por vuestra cabecita se han pasado otras ¿a que sí?

Un poco del estilo es el "Swirling" que es lo mismo pero en vez de colocar una lamina con un diseño, lo que se echa directamente es pintura en el tanque, quedando esta en la superficie y la cual puedes mas o menos dar forma para generar un diseño.


Parece que este sistema es muy utilizado para decorar guitarras, la verdad que queda muy bien. 
Si os ha parecido interesante hay mucha información por la red, sobre todo vídeos hipnóticos que no puedes dejar de ver.


martes, 21 de enero de 2014

El tiempo dirá.


   Aunque ya venían avisando -con cuenta gotas, como mandan los cánones actuales de los que manejan esto del community management- fue en septiembre del año pasado cuando se les desbordó el chiringuito. Archdaily, Designboom, y la mayoría de páginas del medio se hacían eco de un vídeo colgado en Youtube por la fundación Sagrada Familia. Un vídeo que recreaba mediante una efectiva infografía, plano aéreo inclusive, el aspecto del archiconocido Temple Expiatori una vez terminadas las obras. Según sus cálculos, en el 2026, centenario de la muerte de Antoni Gaudí. La difusión del vídeo en cuestión superó cualquier expectativa, era pólvora, y actualmente cuenta con más de 4 millones de reproducciones, una capacidad viral que no admite comparación con ningún otro vídeo de parecido contenido. Bien, hablamos de un render, no del último videoclip de Lady Gaga.



   Quizás simplemente era el momento y la manera adecuada, porque ya existían reproducciones en 3D, recreaciones con movimiento, material infográfico. Quizás, simplemente, no había llegado la hora.
   Porque la cosa no siempre fue así. Es remontarse a los años 80 y recordar el aparente inmovilismo de las obras, y las polémicas con Subirachs. Vamos, que antes verías un cerdo volar sobre el Camp Nou, que acabada la Sagrada Familia. Y encima con el dinero donado por los catalanes (inserte aquí su chiste)  A mí me daba igual, me resultaba fascinante de todos modos. Y es cierto que un niño se fascina con facilidad (por fortuna) y que el tiempo me ha dicho que ni siquiera soy demasiado fan del movimiento modernista (Barcelona es, y siempre será, mucho más que eso)

puertas de Subirachs en la fachada de la pasión


   Pero de repente, de forma sibilina, sin levantar la voz, todo se aceleró; y antes de decir treinta y tres, la nave central estaba acabada y un Papa ya andaba por ahí consagrando la basílica para gozo del populacho. Entonces, un hecho de una obviedad insultante, una verdad que parecía encerrada en un cuarto oscuro, salió a la luz; el hecho de que la Sagrada Familia se estaba acabando con su autor material e intelectual muerto y enterrado hace mucho. Es entonces cuando se desarrolla el debate que todos conocemos, sobre la legitimidad moral de acabar una obra de tal magnitud, sin atender a la naturaleza proyectual de la que hacían gala las obras de Gaudí, un hombre de mente lúcida, poco ortodoxa, que tomaba decisiones a pie de obra, que mutaba constantemente sus conclusiones. Ni que hablar sobre la aplicación de las nuevas técnicas constructivas, hecho que no está claro si resulta avalado por las innovaciones del arquitecto catalán (hormigón armado en los pináculos de la fachada de la natividad, y poco más) 




   Lo que ocurre es que la distancia no nos permite hacer una lectura puramente objetiva de asunto. Ya no hablo de una valoración positiva o negativa, es simplemente que nos resulta demasiado familiar, demasiado cercano. Demasiado nuestro. Y si eso es así para los españoles en general, no digo nada de nosotros los catalanes, que difícilmente podríamos siquiera obviarla de nuestro imaginario colectivo. Bastarían unos pasos atrás para observar que la construcción, y todo lo que rodea a la Sagrada Familia es pura anomalía. Puro anacronismo. Quizás la madre de todas las grandes singularidades de la arquitectura de los últimos 200 años.

   Incluso resulta sorprendente el escaso nivel de reflexión generado por la, ya al parecer, imparable avance de su construcción. Sí, se alzaron algunas voces del mundo de la arquitectura en contra de su finalización, la mayoría esgrimiendo razones bastante coherentes, -aunque bien es cierto que una parte de aquellas voces se retractaron al ver terminada la nave central-. En realidad, La Sagrada Familia parece elevarse por encima de todo eso. Es un proyecto irracional, y por lo tanto, parece inútil intentar razonar un discurso sobre sus intenciones y su valor intrínseco. De hecho, quizás su único valor mensurable hoy por hoy para el mundo, sean los 3,23 millones de visitas que pasaron por el templo en el 2012. Su financiación también es única, como un crowdfunding a lo grande.

Didier Millotte

   Con razón o sin razón, lo cierto es que la obra es espectacular. Puede que haya perdido en frescura y ganado en vulgaridad, y que la marca Gaudí se encuentre difuminada, presa de un respeto a las maquetas originales que dotan a la obra nueva de cierta rigidez. Pero el espacio arquitectónico creado quita el aliento. Pese a algunos encuentros de paramentos muy discutibles, o acabados que dejan dudas, se observa el cariño del trabajo de taller, el cerámico, la forja. Sí, la espectacularidad suele ir de la mano de la vulgaridad, pero poco le importa al turista. Ni a mí. Probablemente seguiré disfrutando mucho más de Santa María del Mar, pero la SF, que la acaben. Sobre la validez de sus valores puramente arquitectónicos, el tiempo dirá.




PD: Lo de las esculturas de Etsuro Sotoo, eso sí que necesito que alguien me lo explique...



domingo, 19 de enero de 2014

De donde vengo y donde estoy

Buenos días!

Os escribo esta vez desde las antípodas pero... 

¿Adivináis dónde? 

Os dejo unas fotos que dan pistas de donde vengo y donde estoy!



Donostiarras, difrutad de la Tamborrada!!






Beatriz Lumbreras

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