jueves, 1 de septiembre de 2011

Costumbres arraigadas en el tiempo. Arquitectura efímera en los pueblos

Juan Montaña Martín_
Verano 2011




La calle tiende a desaparecer como la conocemos, como lugar de estancia, como espacio de interacción entre vecinos, como espacio de compra-venta, de juegos y actividades, como reunión de tertulias y discusión de ideas… la calle tiende a convertirse (y ojo!) por ley en un mero espacio de tránsito, transformando al ciudadano en un exclusivo peatón.

Costumbres arraigadas en el tiempo, que tienden a desaparecer sobre todo en las ciudades, resisten sin embargo en espacios de otra escala: en los pueblos.

Me gustaría defender este derecho a vivir la calle con tres situaciones que he encontrado peculiares en torno a esta temática.


A LA FRESCA

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Salir a tomar la fresca. Sacarse la sillita de madera. Esperar paciente y con seguridad la llegada del vecino con la suya. La tarde y la noche en la calle, la hora más frecuentada. Costumbre más propia de levante, sobre todo de sus pueblos, donde tímidamente aun quedan calles adoquinas, y puede que no pase un coche en todo el día. La silla se convierte en mobiliario urbano, des-bancando al resto de mobiliarios fijos ubicados en ocasiones sin rigor ni sentido.

Desde hace años en frente de mi ventana he podido hacer estudio de esta singular costumbre. Ancianos vecinos de las calles más próximas, se reúnen ritualmente sin ningún tipo de acuerdo más que el de las ganas de pasar juntos una “estona” a la sombra.

Llega el primero con su silla particular, el recorrido ya no es debajo de casa, por lo que la silla ya no es la tradicional de madera y mimbre, sino más bien una playera de aluminio. Es lo de menos… se aprovecha el banco menos malo y el resto va colocando estratégicamente su silla a medida que va llegando, cerrando un círculo donde todos se pueden ver las caras dispuestos a crear una o varias conversaciones simultáneas entrecortadas por los amables saludos para cada viandante que pasa cercano. Unos más lúcidos que otros, en silla de rueda o empujado por una picaresca cuidadora (encuentra diversión empujando al anciano calle arriba y lo deja caer de nuevo hasta sus manos… )

La presencia de este colectivo en la ciudad se ha hecho archiconocido por todos, como un 15M a otra escala… sus rogativas más tarde o más pronto siempre han dado fruto: hablamos de una poda de los árboles del parque a principio de verano, o una renovación de los verdines bancos metalizados, fríos y oxidados, por unos más dignos de cálida madera.

Seguramente haya sido casualidad, pero es para tenerlo en cuenta.



NO PASEN DE LARGO, TODO A 1 €

Muchedumbre caminando en los dos sentidos a ritmo de procesión. Griterío desagradable a viva voz por llamar la atención. Bombardeo de colores. Mezcla de los intensos olores, ahora bacalao y sardinas, luego cuero y plásticos, fruta dulce y fresca al fondo, quesos cabrales a tu izquierda…

El mercado callejero, tradición que data desde la misma creación de los pueblos. Lugares originados para llevar a cabo todo intercambio económico o de bienes materiales. Las fachadas de los edificios desaparecen, sirviendo exclusivamente de molde para la creación de otra sección viaria, otra calle, otro mundo… Los tenderetes estratégicamente montados conquistan las aceras obligando a los vecinos a pasear por la calzada. Las telas que cubren las calles ayudan a proteger del sol, a la vez que impiden que ninguna vista se alce más allá de los productos ofertados.

tensa escena en medio de un regateo_Febrero 2011 Marrakesh

Risas, regateos, amabilidad excedida, malentendidos, charlas que comienzan con un “Aaay Pilar cuánto tiempo…”: ACTIVIDAD.

La jerga mercantil es de lo más curioso y original, desde el más comedido “todo a 1€” al más desesperado “que todo se me lo llevan!!!”

Lugares de interacción, trato y vitalidad que persiste en nuestra cultura, con cierto reojo a la cultura musulmán. Donde la calle es vida y la casa está para descansar.


BOUS AL CARRER

Las fiestas tradicionales de los pueblos mediterráneos, la cultura taurina… Las calles y las plazas se transforman. Las fachadas se llenan de maderas, barrotes de acero, graderíos efímeros de quita y pon. Se transforma la imagen de la plaza cuotidiana para adecuarla a otro usuario. Éste pesa 6 veces más y marcha sobre 4 patas… a pesar de que lo más extraordinario es la brava cornamenta que reluce sobre su cráneo. El asfalto de la calle desaparece bajo un manto de arena que pronto acabará embarrada. Son las fiestas taurinas de verano, els bous al carrer.

Pablo Marín http://nuestrarosadelosvientos.blogspot.com/2009/07/bous-la-mar.html


7 días dura este espectáculo, en otros pueblos suele ser menos tiempo. Pero lo increíble es la gran capacidad de montaje y desmontaje de tales estructuras. Efímeras por su naturaleza pero resistentes al gentío y la bravura del cuadrúpedo. El espacio es otro durante unos días, cambiando la fisionomía del espacio y la atmósfera del pueblo entero.

Discrepancias a parte, por estas tierras toros es sinónimo de fiestas y con ello una excusa más para la interacción de los vecinos y su socialización. A pesar de que gran parte de los asistentes sólo acuda por la susodicha excusa.

http://megustanloslunes.wordpress.com/2010/06/17/denia-adapta-la-plaza-de-toros-a-la-normativa/

4 comentarios:

  1. Hay... se podría hacer un post solo de los gritos variados de los vendedores de los mercadillos: "q me lo quitan de las manos!" "de muy buena calidá directito a directito desde el cortenglés!" "vamos señoras! q no tengo todo er día para este ofertón!"
    Zorionak Juan.

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  2. Qué razón más grande! este post encierra un modelo de vida que se pierdeee!! no debemos dejar que muera. Hay que reclamar la calle, el espacio público!! ya se nos ha olvidado como usarlo, porque en las ciudades es rigido y convierte al ciudadano en un peatón pasivo...

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  3. Cierro los ojos y revivo todos y cada uno de los momentos que decribes. He sentido la fresca, he oído la muchedumbre y griterío de los mercados...y he oído y visto el gentío entre barrotes hablando, charlando y gritando. Acabo de pasar unos días por tierras castellonenses... y tal cual. Gracias Juan por alargar mis vacaciones un ratito más. =)

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  4. gracias chicas :)
    Ayer volviendo a casa recordé que podía haber incluído "el botellón" como otro de los ejemplos...
    Pienso que es un problema que responde a la escala: de edificios, de calles, de distancias y tiempos... puede que la solución teórica sea extrapolar esos tamaños de pueblo a las ciudades. Que sean el sumatorio de pequeños núcleos independientes lo que cree una gran ciudad.

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