miércoles, 27 de julio de 2011

EXPECTATIVAS LABORALES PARA JÓVENES ARQUITECTOS Stepienybarno

Hoy tenemos el gusto de compartir espacio con Stepienybarno, estudio de arquitectura formado por Agnieszka Stepien y Lorenzo Barnó. Estos jóvenes arquitectos, además del blog que la gran mayoría conoceréis, son cofundadores de Sinergia Sostenible y redactores de La ciudad viva.


Los que los seguís, sabréis que aunque llevan poco más de dos años en la red han sido una revelación, ya que tratan temas de actualidad, de forma crítica, pero desde un punto de vista muy cercano. Son observadores del hoy y del mañana, consiguiendo a menudo que nos planteemos las cosas más de una vez.

Aunque muchas veces su tono resulta angustioso (o, como ellos lo llaman, derrotista) los que tenemos la suerte de conocerlos un poquito más allá no podemos evitar verles sonreír cuando nos hablan de lo mal que está todo. Un optimismo camuflado en el que trabajan como hormigas, sin cesar, aportando sin esperar recibir. Son un ejemplo de conexión, un ejemplo de futuro. De alguna forma para nosotros, arkitiriteros que acabamos de terminar o que aún estamos en ello, un ejemplo de vehemencia, en el mejor sentido de la palabra.
De modo que sólo nos queda darles las gracias por compartir.
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Ciudadanía, Espacio Público y Condición Glocal


No es la primera vez que desde Stepienybarno nos adentramos en ese complicado punto de inflexión que se produce cuando el alumno de arquitectura termina la carrera y prepara su desembarco en el día a día de la profesión. Pero hoy, si os animáis, en esta primera colaboración para Arkitiriteros, vamos a dar un pasito más y veremos qué puede hacer cuando ya está en la calle y tiene que entrar en la jauría laboral que se produce a la hora de conseguir un encargo de arquitectura.
Tantos años estudiando, tanto dinero invertido por sus familias y, supuestamente, tener un titulo de cierto prestigio, debería dar cierta seguridad laboral o, por lo menos, algún tipo de expectativa.

La realidad creemos que es bien distinta pues a día de hoy, seguramente, estamos hablando de una de las carreras con menos salidas laborales que existe, por lo menos en territorio nacional.
Estés comenzando o no, conseguir hoy un encargo de un proyecto de arquitectura, no es tarea fácil. Como dice un amigo nuestro, quizás “sean tiempos de conformarse, simplemente, con flotar”. Aunque la ilusión es lo último que hay que perder, conviene ser conscientes de cómo está el patio, para no aspirar a logros que, realmente, son imposibles.
La realidad que nos han vendido en las escuelas está bastante alejada de la misma. La enseñanza en la mayoría de las ocasiones no ha cambiado desde hace 20 años, y ni la crisis ni las nuevas formas de habitar están muy presentes en los planes de estudio de nuestras universidades de arquitectura. Los programas de las asignaturas siguen retomando viejos clichés y se siguen proponiendo proyectos de museos y unifamiliares. Creemos que hace falta un cambio de raíz, y que una asignatura que facilité el desembarco al mundo profesional, es más necesaria que nunca.
Pero si, en cambio, seguimos pensando que la salida mayoritaria sigue siendo ganar concursos y conseguir encargos privados para hacer casitas, cueste lo que cueste, vamos dados.
Aun así, seguro que más de uno dirá “siempre quedarán los primos y esos amigos de nuestros padres que nos han elogiado sin cesar durante la carrera.” ¿Alguno de ellos querrá hacerse algo? Seguramente quieren, pero… simplemente no tienen dinero. De hecho, si tienen algún euro guardado en el calcetín, vemos complicado que sea empleado para pagar los justos honorarios del arquitecto. De hecho, es probable, que le intenten dar la vuelta a la tortilla y “ya que el joven arquitecto está empezando casi que le hacemos un favor dejándole que coja un poco de experiencia”. En cuatro días nos van a pedir pagar por proyectar, y si no, al tiempo.

De hecho, lo de pagar es lo que no te quita nadie. En cuanto levantes el dedo avisando que ya eres uno más del colectivo y tienes intención de firmar cualquier cosa, cuando menos tendrás que preparar un montoncito de euros para la hermandad (equivalente a la seguridad social), otro para Asemas (para que duermas tranquilo, en caso de que construyas algo), otro para las cuotas de colegiación y, si te animas a ponerte en condiciones, no te olvides de prever los gastos del estudio, alquiler del mismo, material, equipos y demás zarandajas.
Solo echar cuentas de lo que supone subir la persiana cada mes, ya puede quitar el hipo a más de uno. Todo un festín para los tiempos que corren. Pero si en vez de esta opción, buscas trabajo en algún estudio, puede que tengas suerte o puede que no. De momento, es fácil que te ofrezcan trabajar miles de horas por una cantidad más bien módica. Demasiados estudios tienen malas costumbres. Como comenta Kazuyo Sejima, “trabajamos quince horas al día. Comemos, cenamos y, a veces, dormimos en el estudio”, con la sospecha puesta en que este plural, más de una vez, será un plural mayestático.
Aquí también son tiempos, realmente, complicados. Así que, si viendo cómo esta el percal, finalmente te animas a seguir estudiando y “durante los años de crisis hacer algo de provecho”. Pues más dinero al canto. Verás un maremagnun de Masters que pueden costarte desde módicas cantidades hasta varios miles de euros al año la broma.

Pero bueno, os extrañará que no hablemos de promotores. Seguro que sí. Pues no lo hemos hecho, ni lo vamos a hacer, porque entendemos que, por lo menos, en los próximos años van a estar bastante contenidos, y lo poco que hagan lo harán con arquitectos de su confianza.

Por todo ello (y mucho más), pensamos que en las escuelas de arquitectura se tiene que abordar el tema de lleno. Por un lado, realizando un cambio de mentalidad en el pleno de las asignaturas, no podemos seguir haciendo solo edificios públicos (tipo icono) en la asignatura de proyectos. No se puede seguir dejando a los alumnos al borde del precipicio para que se las apañen como puedan. Si no somos capaces de darles un paracaídas, por lo menos enseñémosles a construirlo. Como nombre, para esta asignatura de la que hablábamos al principio del artículo que ayude en el desembarco profesional al joven arquitecto, no vemos mal el título del post de José Javier Quintana: ¿cómo ser arquitecto y no morir en el intento? Así que, esperando el apoyo de más de uno, la proponemos como materia de estudio obligatoria (pensada como un manual básico de supervivencia), y, por supuesto, sin ninguna pretensión de ser una “maría”. A su vez, damos por hecho que nuestra petición no va a ser tomada muy en cuenta, pero bueno, así entre nosotros… ¿creéis, realmente, que se pudiera incorporar en los nuevos planes de estudios de la carrera?

Si veis que hemos sido demasiado derrotistas, hacérnoslo saber y estaremos encantados de que nos deis una visión de la jugada un poco más alegre para que entre todos podamos levantar un poco el ánimo!

Autores de la entrada: Stepienybarno

* Este artículo ha sido escrito con carácter divulgativo y sin ningún tipo de ánimo de lucro. Así que si te apetece compartirlo en cualquier otro medio, estaremos encantados de que lo hagas siempre y cuando cites el lugar donde lo has encontrado.

*Stepienybarno está formado por Agnieszka Stepien y Lorenzo Barnó. Nuestra actividad se sustenta en tres pilares básicos: la investigación, la publicación y la redacción de proyectos de arquitectura.
A su vez, somos socios cofundadores de SINERGIA SOSTENIBLE y redactores de LA CIUDAD VIVA.

8 comentarios:

  1. Muchiiiisimas gracias por esta revelación!! La verdad que somos muchos los alumnos o recién titulados que sentimos que hay algo que no funciona, que hace falta aire fresco en las universidades... Aunque personalmente nunca se me hubiese ocurrido que la solución fuese una asignatura para "ser arquitecto y no morir en el intento". Siempre había pensado que la cosa estaba en apartar de vez en cuando la vista de los libros y centrarla en la vida real, en la práctica, en la obra,... Pero bienvenidas sean todas las propuestas!! Ahora sólo hace falta que alguién las lleve a cabo!!

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  2. Muchísimas gracias por vuestra visión. La verdad es que me habéis hecho reflexionar un buen rato antes de continuar con esta reflexión propuesta y necesaria.

    Lo primero que me ha surgido ha sido contrariedad. Algo por dentro de mí ha fruncido el ceño... se ha removido extrañado.
    Planteo el debate.

    Las posibilidades del arquitecto llegan mucho más allá que la edificación. Llegan mucho más allá de lo que nos proponen los concursos... y pienso que vosotros lo creéis también. De ahí mi contrariedad.
    Comulgo por completo con que es necesario revisar la enseñanza de las escuelas de Arquitectura. Ahora, recién titulada, volvería a la escuela para asistir a esa asignatura de "cómo ser arquietcto y sobrevivir en el intento" )))
    Pero, al darle más vueltas, llego a la conclusión de que la revisión ha de ser total. Y que se ha de hacer desde una revisión/reflexión de la profesión de arquitecto.
    ¿Cuál es nuestro papel en esta sociedad? ¿ Cuál debe ser? ¿Bajo qué motivaciones, con qué criterios, con qué objetivos hemos de actuar?
    En este momento en que todo está paralizado, el tiempo nos da una tregua para que reencaminemos la profesión.
    Hubo días en que nadie necesitaba de un arquitecto, ni un electricista, ni un carpintero... cada uno lo era en su propia casa. La complicación de la técnica y el paso a dimensiones incontrolables, animaron la especialización,la aparición profesiones.

    ¿Qué detectamos hoy en la ciudad? ¿Dónde podemos cumplir un servicio? ¿Quién nos necesita Y cómo? ¿ cómo podemos contribuir a la mejora del "habitar"? al fin y al cabo, eso es ser arquitecto...

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  3. Me ha gustado mucho el artículo, es la cruda realidad de lo que tenemos aquí en la sociedad, fuera de la universidad, pero hay que cambiar el chip derrotista, pensar, inventarnos de nuevo, no solo hay que cambiar la universidad, tenemos que cambiar nuestra forma de pensar, de trabajar, yo aún no se cómo, pero sé que hay que cambiar, y en eso estoy.
    Un saludo

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  4. Creo que además de la educación del futuro arquitecto, habría que educar al resto de la gente, los empresarios, los posibles "empleadores". Tienen una imagen muy cerrada de lo que es un arquitecto y lo que puede hacer. Para la gente, un arquitecto hace edificios. Y punto. Si en estos tiempos los arquitectos tenemos que adaptarnos, metamorfosearnos y dedicarnos a algo que no era exactamente la idea que nos vendían en la escuela, necesitamos que haya gente que esté dispuesta a confiar en nuestras capacidades. Sin embargo, cuando un arquitecto se presenta a un puesto en una ingeniería, o para calcular estructuras, o como jefe de obra, o por ejemplo como diseñador gráfico o diseñador de interiores, el arquitecto siempre resulta que es demasiado técnico para ser un diseñador y demasiado diseñador para un trabajo más técnico. Siempre hay alguien que tiene un título que se parece más a lo que están buscando. Y muchas veces, detrás de ese título se esconde una formación mucho menos apropiada para el puesto.
    Tenemos una formación muy amplia y que puede encajar en muchos campos. Pero tienen que querer verlo y darnos una oportunidad.

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  5. Momento duro para los que empiezan, momento duro para los que llevamos un tiempo por aquí. Por supuesto que las enseñanzas de las Escuelas de Arquitectura deberían de contar con la realidad (nuevos tiempos, nuevas formas de habitar y por ende de proyectar, nuevas expectativas más ligadas a la tierra y a lo cotidiano, participación de los colectivos urbanos y / o clientes, reinventarse es una necesidad y un reto, etc). Enhorabuena, me habéis dado una idea para escribir en mi blog... Gracias como siempre y un fuerte abrazo!

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  6. Hola chic@s. Muchas gracias por los comentarios. Nos alegra que os haya parecido interesante el tema.

    Es cierto Oihane, que una vez que “apartas la vista de los libros” en la vida real (la cruda realidad de la que habla Daniel) se abren unos nuevos ojos. Ojos que ven lo que antes no veían, pero que de tan diferente que es este nuevo mundo, termina por asustar demasiado.
    Tampoco hay que olvidar, que esa asignatura que nosotros proponemos debiera ser un primer paso para el cambio radical que apunta Elvira. Pero cada vez, vemos más claro que aunque es bueno tener una estrategia global, hay que empezar a romper el cascarón poquito a poquito para llegar a conseguir procesos arquitectónicos y urbanísticos más ligados a lo cotidiano y dando su lugar a la participación ciudadana (Cris).
    Una vez que empiecen los cambios en nosotros mismos será cuando, como comenta María, podremos llegar a la sociedad de una manera clara y cercana.
    Aquí hay una gran tarea que hacer, y la red puede ser nuestra mejor aliada.

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  7. personalmente si considero que algo no funciona como debe, lo cambio. en mi caso me esfuerzo por llegar a ser una docente digna con una buena base científica, con ilusión y con ganas de ilusionar sobre todo. he tenido buenísimos y no tan buenísimos profesores , como decís, pero he aprendido a saber qué es lo que quiero ser. no lo criticaré, intentaré no ser el tipo de docente que no me gustó, y la mitad de buen docente que aquellos que me ilusionaro tanto.el plan de estudios se ha quedado obsoleto, y los profesionales que preparamos no sirven para el perfil que se reclama.. y si queremos preparar profesionales válidos, el "arquitecto" como lo conocíamos ya no es en lo que debemos pensar.
    La profesión ha cambiado, el arquitecto no es quien lleva un estudio y lo gestiona eficazmente y hace dignamente arquitectura, al menos todos sabemos que no solo es eso. la crisis y otros factores nos han hecho ver q la preparación recibida no se adecúa a la exigida fuera, pero, en el momento en que nos encontramos, el ¡y ahora qué ? que planteabais en otro artículo, debería poder ser respondido con facilidad, ya que somos profesionales con capacidad creativa, eficaces, con mucha capacidad de entrega, nos movemos en un amplísimo campo de conocimientos, tanto teóricos como prácticos, sabemos diseñar, sabemos solucionar problemas.. y por tanto más allá de la edificación, debemos saber ampliar nuestras miras y nuestro campo, y aprender a solgtar toda la capacidad creativa de la que disponemos...
    En cierta ocasión que vino a la escuela un arquitecto (...), y comentó que había estado dedicandose una temporada al diseño de etiquetas para bodegas de vino... por qué no? en este momento, tenemos la capacidad de mejorar la sociedad a través de nuestra creatividad, con dignidad y esfuerzo que se nos da muy bien como arquitectos (a veces)... y si queremos cambiar algo,.. hagámoslo...
    3.en conclusión, teneis toda la razón en lo que decís, y sé que todos peleamos con ello cada día. hay q poner esfuerzo por cambiar muchas cosas, y desde aquí está claro que lo poneis. , NO HAY Q ESPERAR A TIEMPOS MEJORES PARA PODER HACER BUENA ARQUITECTURA, PORQUE SABEMOS HACER MUCHO MAS QUE ESO.. para eso sí que nos han preparado, para servir para todo.... debamos poner un poco más de esfuerzo en adecuar la docencia a la realidad profesional, pero debemos hacer lo que hemos hecho durante toda la carrera , no dejar de poner ilusión en cada detalle, y salir del paso siempre.
    Considero que la necesaria renovación pasa por crear una nueva generación de docentes que se preocupen tanto por avanzar hacia el futuro como por aprender del pasado, y condigan hacer una nueva generaciñon de "arquitectos" ilusionados, desde el 2:1 hasta 1:10.000, y q diseñen lo que diseñen lo hagan con respeto , dignidad y con mucho trabajo...que de eso nos sobra como colectivo..
    debemos saber también que si hemos llegado a esta situación, la culpa es nuestra, los errores en las escuelas los cometen arquitectos, la mala arquitctura que a veces viste nuestras calles lo hemos hecho nosotrs, y los errores de hoy y de mañana los vamos a cometer nosotros..pero en nuestra mano está hacer ver a la sociedad que seguimos siendo necesarios, y que tenemos mucho que decir para su beneficio.. más allá de la edificación... ya que el modelo educativo basado en la imitación de los grandes héroes de la arquitectura.. ya no sirve

    pero si, vamos a ser positivos!! un abrazo a los 2!

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  8. No es ni mucho menos derrotista, es real e implica un puntillo de reivindicación por parte del alumnado que nos hemos acomodado y nos comemos todo lo que nos dan. No sé si el día de mañana trabajaré como arquitecta o como cajera del supermercado pero me gustaría creer que aprendo algo útil aunque la mayoría de las cosas que más me servirán posiblemente las aprenderé por mi cuenta, buscando e interesándome por aquello que será mi futuro.

    Muchas gracias por la lectura amena y la información gratuita :)

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