martes, 19 de julio de 2011

Architecture is death

Zaragoza·  Elvira López Vallés

Quizás, tras años de una carrera que por por tener tantos brazos se queda sin cuerpo, me falta el sabor en la boca.
Me siento a repasar los conocimientos adquiridos, las capacidades potenciadas. Y no son pocos:
¡Qué capacidad de trabajo! ¡Qué nueva manera de mirar el mundo!
Este encuadre fotográfico, curioso, que identifica errores estructurales a golpe de vista; que se emociona con la luz que resbala por las irregularidades de un encalado centenario; que aprecia el delirio de la repetición infinita de los minaretes de Estambul; que rememora la trágica historia de las cerámicas de una medianera desnuda...
Estos años sirven para gestar (al menos en mi caso) una demente sensibilidad hacia las cualidades de lo que Barragán denominaba " arquitectura emocional": la tragedia de la luz, la materialidad de las texturas y los objetos, la esencialidad de las formas... una poesía desacompasada con este mundo contemporáneo que, a veces, me hace sentir de otro planeta.

Hoy la Arquitectura es una entelequia, un conjunto de estudios desfasados por la realidad.
LA ARQUITECTURA HA ESTADO DORMIDA, CASI MUERTA. Estos años han sido una pesadilla, el sueño de la razón... y se han producido auténticos monstruos.  Como cuando se da un mal punto en una bufanda, hemos de volver atrás, siendo bien conscientes del error cometido. Y partir del momento en el que la arquitectura era veradera Arquitectura.
Lo que ha ocurrido ha sido un vómito asqueroso tras la comida rápida e indigesta de la avaricia y el interés económico. El olvido de la ciudad y el habitar como verdadera materia de reflexión. Habitar por encima de la inversión económica... todos mal, todos mal... no encuentro ningún agente que se salve de este teatro de papeles perdidos. Hoy no hacemos nada al servicio del habitar:  higiene, proporción, identificación de necesidades, luz, emoción, cultura, función, historia, futuro... tantas cosas construyen el habitar...

Hoy, aquí, reclamo al arquitecto curioso, atento y activo. Que construye ciudad y no edificios. Que identifica las necesidades, se preocupa por los fallos, los reconoce y reflexiona sobre cómo subsanarlos. Somos los médicos de la ciudad y, como tales, no podemos dejar de investigar sobre las nuevas enfermedades, sin dejar de tratar las antiguas; debemos plantarnos siempre al servicio de nuestros pacientes, desvivirnos por encontrar los canales de comunicación con las personas, con las calles, con los parques... ellos son los que importan.
Nada me acerca hoy a la profesión que hoy existe. Me comprometo a repensar y a reinventarme como arquitecta, con la premisa de estar al servicio de habitar.

EL ARQUITECTO HA DE DESPERTAR, PARA DESPERTAR A LA ARQUITECTURA.

3 comentarios:

  1. iba a escribir muchas cosas, pero me daba vergüenza, así que solo decir: elvirus gracias por tus reflexiones en voz alta, supongo que plasman muchas cosas que otra gente no sabe expresar con tanta soltura y hacen reflexionar al resto y en estos tiempos que corren,parece que hace mucha falta.

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  2. Gracias ibon... Pero ojalá te atrevas a escribir todas esas cosas, o parte de ellas, porque todos necesitamos oír otras voces que nos martilleen, que nos zarandeen, para despertar...

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